lunes, 28 de noviembre de 2011

Un perfil delicuencial verosimil


Entonces retíreme del caso.
Me malinterpreta, Inspector. No tengo ninguna duda de su valía, ni de su profesionalidad. Mi crítica a su investigación se refiere sólo a la adopción por su parte de un punto de vista erróneo. Lo único que le pido es que abandone ese punto de vista, que utilice hipótesis más realistas, que busque sospechosos con un perfil delincuencial verosímil. Lo que pasó en la estación fue un atentado; mantener otra cosa, pensar siquiera en otra posibilidad, es absurdo y, lo que es peor, hacerle el juego al terrorismo.
Pero…
Mire, Carretero, a veces hay asuntos que es preferible pasar por alto. Usted debía saberlo mejor que nadie: si hubiéramos considerado ciertos aspectos de su pasado, no sería ahora inspector. Creo que me expreso con claridad.
Con total claridad, señor Director General.
Deje en paz al señor Obispo. Es un santo, se lo garantizo. Fue mi director espiritual y nos conocemos profundamente. Busque otras explica­ciones, los sacerdotes son mártires, no mafiosos. Y una última cuestión: el caso es delicado, quiero reserva absoluta y confío en su discreción. Me informará directamente a mí, y sólo a mí, del progreso de sus investigaciones.
Así lo haré, señor Director General.
-Le felicito, Inspector Carretero, estoy seguro de su gran porvenir como policía. Espero su primer informe el lunes a primera hora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario