domingo, 27 de noviembre de 2011

¿No quieres ser santa?


¿No querrás que te pase lo que a tus primos?
La niña no contestó, siguió con la vista perdida a través de la reja de la ventana, quizás buscando otra visión. El Inquisidor se interpuso entre la niña y la ventana. Ella miró al suelo y él continuó:
Tú sabes que la Virgen les castigó por contar mentiras. Tienes que quedarte aquí para que no te ocurra lo mismo. ¿Es qué ya no quieres ser santa? Y, sobre todo, no hablar con nadie, ni de lo que viste ni de lo que no viste.

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