lunes, 28 de noviembre de 2011

El hombre perfecto


Tenemos el hombre perfecto para la operación. De momento se llama Abdulla Akjatar, pero pasado mañana se bautizará como Benito de María. Pertenecía a un grupo islamista radical argelino, después de una detención se hizo confidente de la policía. Sus compañeros lo descubrieron y tuvo que salir corriendo. Le hemos dado refugio. Ha tenido que elegir: la cárcel y la venganza de los que traicionó o religión, identidad y vida nuevas. Ha abrazado la fe católica con entusiasmo y cree con nosotros en la necesidad de librar a la Iglesia del Anticristo.
El Inquisidor no dejó de mirar la brasa del cigarrillo que se consumía entre sus dedos.
Está bien, creo que servirá, pero quiero hablar con él personalmente. Y nada de Benito de María: tiene que ser Abdulla, el integrista argelino, quien ejecute el designio divino. Sólo así evitaremos el cisma y la destrucción total de la Iglesia. No debemos menospreciar al Maligno, puede utilizar la muerte de su vehículo humano para acabar con nosotros en una blasfema imitación de nuestro señor Jesucristo, cuyo sacrificio en la cruz es el eje y pilar de nuestra salvación.

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