lunes, 28 de noviembre de 2011

El jardín


Puse el cursor del ratón sobre un archivo de nombre “Conclusiones personales” y lo abrí.


La distancia de un fanatismo a otro es muy pequeña. El asesino del Papa, Abdulla Akjatar, oficialmente un terrorista islámico, mantiene ser un ferviente católico y llamarse realmente Benito de María. Nadie le cree y nadie dio importancia a sus declaraciones, menos aún cuando hablaba de anticristos, demonios y curas instigadores del asesinato. Sin embargo, la historia es tan extraña que seguramente tiene una base real.
Pregunta 1: ¿No es posible que exista una secta que maneje esos conceptos dentro de la propia Iglesia?
Por otra parte ninguna organización fundamentalista reivindicó el magnicidio y Abdulla no pudo actuar solo.
Llegar tan cerca del Papa con un arma, teniendo en cuenta el despliegue de la Guardia Suiza y el estricto control de quién podía aproximarse, es también muy extraño.
Pregunta 2: ¿Le facilitaría el acceso alguien de dentro del Vaticano?
Y la pregunta clave: ¿Puede ser ésta la conexión entre el asesinato del Papa y el de Maurice Gunzwill?


Esta vez Waldo se había metido en un jardín con más espinas que rosas.

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