miércoles, 2 de febrero de 2011

Está vivo

–Desde luego no lo mataron en la estación. Allí sólo había un cadáver. Y era un cura gordo.
Laura hablaba tranquila, nunca perdía la calma, sólo la palidez de las mejillas y sus ojeras, un poco más marcadas y oscuras, reflejaban su angustia.
–Es que yo creo que Waldo está vivo. No sé por qué, pero lo siento, más que pensarlo lo siento.
Lopes bebió un sorbo de vino. Todavía no había tocado la cena.
–¿Y la documentación que te dijo el policía?
–No sé. Será falsa… o se la habrá quitado alguien. Puede haber mil explicaciones. Iría ahora mismo al deposito para salir de dudas, pero hay horario hasta para ver muertos. Mañana por la mañana me acercaré. Y ya verás como no es él, estoy seguro.
–¿Y qué vas a hacer?
–¿Qué voy a hacer de qué?
–Si no es él. ¿Se lo dirás a la policía?
–Creo que no. Si no es él, es que está escondido y tendrá sus razones. Mejor que le den por muerto.
Bebió otro sorbo de vino.
–He traído la carpeta y el disco para que los lleves a casa de tu hermana.
–Sí, no te preocupes, allí estarán seguros. Al menos de momento.
Lopes empezó a cenar.

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