–Tenemos una misión histórica: la conservación de la fe. Y nunca ha estado tan amenazada como ahora, el ateismo marxista se extiende por el mundo. Esa es la terrible plaga del siglo XX, ese es el enemigo principal que debemos derrotar con la ayuda de Dios, y ésta es una batalla crucial. Ya no hay vuelta atrás, miles de personas mantienen haber visto los extraños fenómenos. Debemos convertir el motivo de duda en fuente de devoción antes de que se lo apropien nigromantes y esotéricos. Para ello es imprescindible que los niños dejen de hablar sobre sus visiones o que, si lo hacen, no se aparten de la doctrina de la Iglesia, y que el Vaticano admita las apariciones de la Virgen como dogma de fe.
El Inquisidor dio una última calada al cigarrillo que había estado fumando y lo apagó meticulosamente con sus dedos teñidos de nicotina.
–Lo primero no es problema: me ocuparé personalmente y ya conoce Monseñor mi eficacia. Para lo segundo confiamos en la influencia de Su Eminencia cerca de Su Santidad. Por supuesto, contará con el apoyo incondicional de la Congregación.
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