sábado, 11 de diciembre de 2010

La propuesta


¿Cómo pudiste creer que no te reconocía? Sabía que eras tú incluso antes de verte. Han pasado muchos años, pero soy policía. Un policía no puede permitirse el lujo de ser olvidadizo, la memoria es una herramienta fundamental en este trabajo. Eras de ley, Lopes, algo que un hombre conserva siempre, pase lo que pase. Por eso te libré, entonces, de la paliza que el Vidrios quería darte. Por eso sé, ahora, que puedo fiarme de ti. Digamos que he cambiado de bando pero sigo siendo El Mona. Es fácil para un delincuente hacerse policía, no hay tanta diferencia entre unos y otros, al fin y al cabo es el mismo mundo. Empecé pateando las calles de uniforme, pero aquello no era vida y me puse a estudiar. Aunque te parezca mentira acabé derecho y me especialicé en criminología. Ascendí, en una de mis primeras misiones como inspector detuve a El Garbanzo, ¿le recuerdas?, era del barrio. Estaba implicado en un caso gordo de tráfico de drogas. Hay que joderse, la cantidad de tíos legales que ha destrozado la heroína. No podía encerrarlo así como así, hice la vista gorda, oculté pruebas y salió libre. Un hijo de puta, que decía que era mi compañero, fue con el cuento a mis superiores. A El Garbanzo lo mataron dos semanas después: sus amigos pensaron que, si estaba en la calle, era porque había cantado. A mí no me expulsaron del Cuerpo, no hicieron nada oficialmente, pero llevan años chantajeándome con esa historia. El Director General está empeñado en que siga la pista del integrismo islámico asociado con ETA, que relacione los curas muertos y el cadáver que confundimos con Waldo con la bomba del Bernabéu, la voladura de la Cruz de los Caídos y hasta el asesinato del Papa. Me tiene cogido por los huevos, no puedo hacer nada, pero me da por culo que se salga con la suya. Por eso recurro a ti. ¿Quieres encontrar a tu amigo, verdad? Yo te ayudaré a investigar y luego puedes filtrar a la prensa lo que averigüemos sin que yo aparezca para nada. Ya sé que Waldo no es ningún asesino, pero también sé que no me has contado todo lo que sabes. Es necesario para que nuestra investigación avance. ¿No es suficiente garantía para ti todo lo que te acabo de contar? Me he sincerado contigo como no lo he hecho jamás con nadie. ¿Qué me dices? ¿Puedo contar contigo?
Tengo que pensarlo.

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